Este post está dedicado a ti, oh adalid de las redes sociales, oh moderno compulsivo que solamente ve la vida a través de la pantalla táctil de sus dispositivos móviles, oh adlátere de los gadgets novedosos que tienen una obsolescencia programada de meses, oh hipster de la barba luenga y de las gafillas de pasta. ¿Por qué no usas refranes populares? ¿Por qué te niegas a buscar los dichos más habituales de nuestro idioma en páginas al uso, del estilo de http://www.refranesysusignificado.net/, e incluyes esas pequeñas sentencias de toda la vida en tu vocabulario rompedor y cool?
Sabemos que tu vida es complicada, pues no es nada sencillo demostrar, a cada instante, que conoces grupos que nadie ha oído, que usas aplicaciones que no están de moda pero que son el recopetín, que en lugar de escribir o tomar notas en una libreta sigues dándole a la tecla de tu máquina Olivetti… Por eso te instamos a que uses los refranes, son precisamente el complemento que le falta a tu forma de hablar para que la vetustez de tu aspecto, igual que la que tenía nuestro abuelo cuando se fue a hacer la mili al enclave sahariano de Sidi Ifni, sea total. No se puede ser coherente en este siglo donde la tecnología lo invade todo y tu fuerza te insta, todos los días, a resistir a lo aborregante, sin un poco de cultura popular, esa que usaron ya tus antepasados, de los mismos de los que, por cierto, has heredado esa chupa que tú crees molona y que no lo es tanto…
Un refrán te servirá, oh moderno sin parangón, para demostrar lo molón que puedes llegar a ser en tu descenso a lo primitivo. No te pedimos que conectes un ratón a tu máquina de escribir, que uses un móvil antediluviano para hablar con tus amigos o que intentes hacer foto con un flash de los años 30, únicamente estamos abriéndote la puerta a que puedas tener acceso a una forma original y única de paladear la cultura popular. Solamente eso.
Como dice Bukowski en su magnánimo poema Roll the dice, usar refranes tal vez suponga perder novias, esposas, familiar, trabajos y quizás hasta la cabeza. Tal vez suponga no comer durante tres o cuatro días, tal vez suponga helarte en el banco de un parque. Tal vez suponga la cárcel, la humillación, el desdén y el aislamiento (bueno, lo mismo nos estamos pasando). Pero si vas a intentarlo… ¡Ve hasta el final! Y usa refranes. Nadie lo hace hasta ahora, no desde luego dentro de tu exigente tribu. Por eso te conminamos a ello, porque seguramente que cuando lo hagas y el resto te mire, extasiado, ante tu enorme originalidad, podrás brillar de nuevo en el hipster universo. Y eso vale la pena…